Plazas de Linares



Cosecho el silencio y la paz de unos bancos anticuados,

encorvados de enfrentar un tranquilo soliloquio y una bella dignidad.

Mientras deslizo mi rostro del papel a tus palabras,

que quieren encontrarme tras su camino,

el anciano declina un chorro de caliente rencor y alivio acelerado.

Y frente a frente, bajo las ramas del silencio,

ella espera; no sé, ni me interesa, a quién.

Al volver tras tu camino y mis deseos, un contoneo de melodías,

musiqueo de campanas que salen de una guitarra,

me suenan a lúcidos tintineos, que al ritmo de nuestra flecha

buscan la bella cadencia que les hace componer

siguiendo el tímido son de nuestros dulces silencios.